El Papa y los católicos centroamericanos rezan por Nicaragua en el día de la Inmaculada

BUENOS AIRES (OSV News) — El Papa Francisco y obispos nicaragüenses en el exilio rezaron por Nicaragua mientras el país centroamericano celebraba el día de la Inmaculada Concepción de María en medio de la persecución.

“Los invito a unirnos en oración por la Iglesia y el pueblo de Nicaragua, que celebra la Purísima” — como se conoce a la celebración nicaragüense de la Inmaculada Concepción — “como Madre y Patrona”, y elevan a ella “un grito de fe y esperanza”, dijo el Papa Francisco durante su oración del Ángelus el 8 de diciembre.

“Que la Madre celestial sea para ellos consuelo en las dificultades y en las incertidumbres, y abra los corazones de todos, para que se busque siempre la vía de un diálogo respetuoso y constructivo con el fin de promover la paz, la fraternidad y la armonía en el país”, dijo el Papa Francisco.

Los comentarios del Papa marcaron la segunda vez en diciembre que ofreció oraciones y expresó su apoyo al pueblo nicaragüense. “Esto nos alegra”, dijo un sacerdote exiliado en un breve mensaje. “Tal vez nunca es tarde”.

El 2 de diciembre, en una carta especial al pueblo de Nicaragua, el Papa escribió: “Estoy con ustedes, especialmente en estos días que están realizando la Novena de la Inmaculada Concepción”.

Los nicaragüenses celebran la Purísima con una novena. Tradicionalmente construyen altares y se reúnen en las parroquias para “la gritería”. En la gritería, la gente grita: “¿Quién causa tanta alegría?”, a lo que se responde: “¡La concepción de María!”.

Sin embargo, la Purísima se celebró en medio de la persecución de los católicos nicaragüenses en 2024, ya que el régimen sandinista de Ortega reprimió las actividades religiosas, como las procesiones y las grandes reuniones públicas. Fotos de la Purísima en la Catedral de Managua mostraron al cardenal Leopoldo Brenes supervisando la gritería.

Pero el periodista nicaragüense Israel González Espinosa señaló en X, antes conocido como Twitter: “Esta celebración siempre se ha realizado en atrio de Catedral Metropolitana, con luz, sonido, pólvora y transmisión en vivo de las principales televisoras”.

Los nicaragüenses en el exterior — incluidos los que han sido exiliados por el régimen — también se reunieron para la gritería como una expresión de fe, junto con el orgullo nacional y el desafío.

“Este pueblo que ama tanto a la Virgen está pasando momentos terribles de opresión, de persecución, de injusticia, de un poder totalitario y cruel que ha quitado todas las libertades a la población y ha convertido el país en una gran cárcel”, dijo el obispo auxiliar de Managua, Silvio José Báez, durante su homilía del 8 de diciembre en Miami, donde ejerce su ministerio en el exilio.

“Sin embargo, no han podido apagar la alegría que viene del amor a la Virgen”, dijo.

La misión diplomática de Estados Unidos en Nicaragua también expresó su cercanía con el pueblo del país con un mensaje especial que Kevin O’Reilly, el jefe de esta misión diplomática, grabó el 7 de diciembre y publicó en X.

O’Reilly calificó La Purísima como “un día en el cual se hace evidente la centralidad en nuestras vidas de la fe y las tradiciones culturales”. Dijo que la fiesta “refleja la profunda fortaleza y las esperanzas del pueblo nicaragüense, uniéndolos sin distinciones de ningún tipo”, representando no sólo “una expresión de devoción religiosa, sino también una experiencia única para cada nicaragüense”.

O’Reilly exclamó, con voz alegre: “María de Nicaragua. Nicaragua de María. ¿Quién causa tanta alegría?”.

El presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, han mermado la libertad de culto y la capacidad de los sacerdotes para predicar libremente en los últimos años, mientras llevan a Nicaragua cada vez más hacia el totalitarismo, según reportes de los últimos acontecimientos en dicho país.

En el último año, tres obispos se han visto obligados a abandonar el país tras entrar en conflicto con el régimen, entre ellos el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Carlos Enrique Herrera, obispo de Jinotega. Decenas de sacerdotes más han sido enviados al exilio o no se les ha permitido regresar a Nicaragua tras viajar al extranjero.

La nueva Constitución, cuya promulgación está prevista para enero, convertirá a Ortega y Murillo en copresidentes y ampliará su influencia sobre el congreso y los tribunales. También podría complicar la relación de la iglesia nicaragüense con el Vaticano, ya que dice que las organizaciones religiosas del país deben permanecer “libre de todo control extranjero”.

“Creo que Ortega lo que quiere es lograr una relación de sometimiento total, total, incondicional de la Iglesia Católica en Nicaragua”, dijo a OSV News Arturo McFields, ex diplomático nicaragüense. “Quieren un control absoluto sobre … no solamente sobre lo que dicen, sino a quiénes son, quiénes son electos”.

David Agren escribe para OSV News desde Buenos Aires.

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