IMAGE: CNS photo/Rose Ybarra, The Valley Catholic
By Rose Ybarra
MISSION,
Texas (CNS) — When 66-year-old Army veteran Jacky Eugene Gonzalez was laid to
rest at the Rio Grande Valley State Veterans Cemetery June 22, a group of U.S.
military veterans from the Jesus Martinez American Legion Post 93 in Mission performed
full military honors.
A
squad of seven riflemen rendered the 21-gun salute, the American flag was folded
and presented to the family along with three spent shell casings representing duty,
honor and country. Taps was played on an electronic bugle.
The
men, who are all volunteers, are in their 60s, 70s and 80s. They perform these
solemn duties several times a week, usually at the veterans cemetery, but they
will go wherever they are needed. Guard members have served at up to four
funerals in one day, often in temperatures hovering around 100 degrees.
Regardless
of the weather conditions, no matter what aches and pains they are
experiencing, they don’t see it as a burden but rather, a great honor.
“I
don’t think anyone sees this as a sacrifice,” said Army veteran Juan Angel
Longoria, who also is a parishioner of Our Lady of Guadalupe Church in Mission
and a member of the Catholic War Veterans Post 1065. “For us, it’s no big deal.
“We
are so blessed to be in this country,” Longoria told The Valley Catholic,
newspaper of the Brownsville Diocese. “God has been good to me and this is a
way of giving back to God and the community.”
“The
way I see it, this is veterans still serving veterans and our great nation,”
said Post 93 Cmdr. Rudy Flores, an Air Force veteran. He also is a parishioner
of St. Paul Church in Mission and a member of the Catholic War Veterans. “It’s
a great honor to do this for the deceased veteran and their family.”
For
Flores and the other men of faith in the honor guard, there is a personal
spiritual component to what they do.
“As
a Catholic, I like to do this,” he said. “It’s a good thing to honor their
dignity as human beings.”
The
vast majority of the time, the men have never met the veteran they are
honoring, but they still see him or her as family.
“It’s
an honor for us to pay our last respects to our fellow veterans who have served
our country,” said Air Force veteran Luis A. Lopez, who also is the commander
of the Catholic War Veterans Post 1065 and a parishioner of St. Paul Church in
Mission. “We enjoy the freedoms that we have in America because of our
veterans.”
For
the men, the most difficult funerals are the ones for homeless veterans.
“At
those funerals, it’s usually only the honor guard and the funeral home staff in
attendance,” Flores said. “After we fold the burial flag, we give it to the
funeral home. They try to locate the next of kin and send the flag to them.
“It’s
very sad.”
The
honor guard from Post 93 organized in 1987, has about 20 active members. About
15 guard members serve at each funeral, depending on how many are available to
attend.
“We’re
not getting any younger,” Flores said. “We have doctor’s appointments, we baby-sit
grandchildren — whoever is free volunteers.”
Flores
said the post is always looking for younger veterans to join.
“We
pray that when God calls us home, someone will be here to do this for us,” he said.
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Ybarra
is assistant editor of The Valley Catholic, newspaper of the Diocese of
Brownsville.
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Following
is the English version of the above translation.
Los
veteranos ayudan a enterrar a los difuntos con dignidad
Por
ROSE YBARRA
MISSION,
Texas (CNS) — Cuando el veterano de 66 años, Jacky Eugene González, fue
sepultado en el Cementerio Estatal de Río Grande el 22 de junio, un grupo de
veteranos militares de EE.UU del Puesto 93 de la Legión Americana Jesús
Martínez, realizaron los honores militares.
Un
escuadrón de siete soldados con rifle dispararon 21 veces. La bandera Americana
fue doblada y presentada a la familia junto con tres casquillos de bala
representando el servicio, honor y su país. Tocaron “Taps” en una corneta
electrónica.
Los
hombres, que son todos voluntarios, están en sus 60s, 70s y 80s. Ellos llevan a
cabo estos servicios solemnes varias veces a la semana, regularmente en el
Cementerio de Veteranos, pero van a donde quiera que sea necesario. Los
miembros de la guardia han realizado hasta cuatro funerales en un día, en
ocasiones en temperaturas de alrededor de 100 grados.
A
pesar de las condiciones, sin importar las molestias y dolores que sienten,
ellos no lo ven como una carga. Al contrario, lo ven como un gran honor.
“No
creo que ninguno vea esto como un sacrificio”, dijo el veterano de la Armada
Juan Ángel Longoria, quien es feligrés de la Iglesia Nuestra Señora de
Guadalupe en Mission y miembro de los Veteranos de Guerra Católicos del Puesto
1065. “Para nosotros no es una molestia”.
“Estamos
bendecidos de estar en este país. Dios ha sido bueno conmigo y esta es una
manera de brindar un servicio a Dios y a la comunidad”.
“La
manera en que lo veo es la siguiente. Se trata de veteranos brindando un
servicio a otros veteranos y a nuestra gran nación”, dijo el Comandante del
puesto 93 Rudy Flores, un veterano de las Fuerzas Aéreas. También es feligrés
de la Iglesia de San Pablo en Mission y miembro de los Veteranos de Guerra
Católicos del Puesto 1065. “Es un gran honor hacer esto para los veteranos que
han fallecido y sus familias”.
Para
Flores y los otros hombres de fe en la guardia de honor, hay un componente
espiritual personal en lo que hacen.
“Como
Católico, me gusta hacer esto”, el comentó. “Es algo bueno honrar su dignidad
como seres humanos”.
Muchas
veces, los hombres nunca han conocido al veterano que están honrando, pero
lo/la siguen viendo como familia.
“Es
un honor poder expresar nuestro respeto a los compañeros veteranos que han
brindado su servicio a nuestro país”, dijo el veterano de las Fuerzas Aéreas
Luis A. López, quien también es miembro de los Veteranos de Guerra Católicos
del Puesto 1065 y feligrés de la Iglesia de San Pablo en Mission.
“Disfrutamos
la libertad que tenemos en América gracias a nuestros veteranos”, dijo López.
Para
los hombres, los funerales más dolorosos son los de los veteranos sin hogar.
“En
esos funerales, usualmente sólo se encuentra la guardia de honor y los
empleados de la funeraria”, dijo Flores. “Después de doblar la bandera, se la
damos a la funeraria. Ellos tratan de buscar a un familiar para enviarles la
bandera”.
Añadió:
“Es muy triste”.
La
guardia de honor del Puesto 93, organizada desde 1987, tiene alrededor de 20
miembros activos. Alrededor de 15 miembros de la guardia brindan su servicio en
cada funeral, dependiendo de cuantos estén disponibles para asistir.
“No
nos estamos poniendo más jóvenes”, dijo Flores. “Tenemos citas con el doctor,
cuidamos a nuestro nietos ‘ quien esté disponible se ofrece a asistir”.
Flores
dijo que el puesto siempre está buscando veteranos más jóvenes para reclutar.
“Oramos
para que cuando Dios nos llame a casa, alguien este aquí para hacer lo mismo
con nosotros”, comentó.
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Ybarra escriben para el The Valley Catholic, periódico de la diócesis de Brownsville.
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