La llamada del Sínodo al acompañamiento de los migrantes resuena entre los obispos de EE.UU.

(OSV News) — A lo largo de las reuniones del Sínodo sobre la Sinodalidad en Roma, la preocupación por los migrantes y los refugiados ha surgido repetidamente como un tema central — con un énfasis en la importancia de que los obispos mismos se comprometan personalmente en el ministerio con ellos.

El Papa Francisco dirigió a los participantes del Sínodo en un servicio de oración vespertino el 19 de octubre para rezar por los migrantes en torno a una escultura llamada “Angels Unawares” — una referencia a la enseñanza de Hebreos 13:2 de no descuidar la hospitalidad con los extranjeros — que representa un barco de bronce lleno de 140 personas migrantes de diferentes naciones y períodos de la historia con un ángel en medio de ellos.

“Como el buen samaritano, estamos llamados hacernos prójimos de todos los viandantes de hoy, para salvar sus vidas, curar sus heridas y aliviar su dolor”, dijo el Papa Francisco, llamando a todos a involucrarse en hacer el camino más seguro para los migrantes, abordando tanto los problemas críticos como también las oportunidades para hacer crecer “sociedades más inclusivas, más hermosas y más pacíficas”.

“Acoger, proteger, promover e integrar; este es el trabajo que debemos llevar a cabo”, dijo.

Las palabras del Papa se basaron también en el debate sinodal sobre la importancia de la voz de la Iglesia en materia de migración. Ya el 6 de octubre, en una rueda de prensa del Vaticano sobre el trabajo de los pequeños grupos del sínodo, se destacó como “fundamental” la implicación personal de los obispos en el acompañamiento de los emigrantes.

Esa descripción resonó con algunos obispos estadounidenses de las diócesis que han sido “lugares críticos” de inmigración y que compartieron sus experiencias con OSV News.

“En realidad, las anteriores ‘descripciones de trabajo’ que delinean las responsabilidades de un obispo siempre han enfatizado el cuidado particular que los obispos deben dar a los inmigrantes y a otras personas en movimiento”, dijo el arzobispo de Miami Thomas G. Wenski. Señaló que su arquidiócesis de Florida “desde sus inicios — octubre de 1958 — ha acompañado a sucesivas oleadas de inmigrantes: cubanos, haitianos, nicaragüenses y, más recientemente, venezolanos, entre otros, procedentes de casi todos los países de América Latina y el Caribe”.

El condado de Miami-Dade, con un 72% de población hispana, acoge a más de 1,45 millones de inmigrantes, que constituyen más del 53% de su población.

En marzo, The Associated Press informó de que unos 250.000 inmigrantes y solicitantes de asilo habían llegado a la zona de Miami en los 18 meses anteriores, con un estatus legal que AP describió como “precario” y sin permiso para trabajar.

“Los ‘Servicios Legales Católicos’ de la arquidiócesis ofrecen asistencia gratuita o de bajo costo en materia de inmigración a más de 2.500 (inmigrantes) cada mes”, dijo el arzobispo Wenski a OSV News, “con una plantilla que incluye 35 abogados que trabajan a tiempo completo”.

Su volumen de trabajo se debe, al menos en parte, a lo que el arzobispo Wenski considera una paradoja estadounidense: un país que necesita trabajadores, pero cuyo sistema de inmigración a menudo parece funcionar en su contra.

“Un sistema de inmigración racional y que funcione haría coincidir a los inmigrantes dispuestos con los puestos de trabajo disponibles, tanto los no cualificados como los cualificados que actualmente faltan”, dijo el arzobispo Wenski. “Al mismo tiempo, un sistema racional y que funcione permitiría la adjudicación oportuna para los solicitantes de asilo … y un sistema racional, que funcione y compasivo ayudaría a la reunificación familiar”.

Se sumó una nueva complicación con las nuevas leyes de Florida, centradas en la inmigración, que entraron en vigor en julio. Una versión anterior de ese proyecto de ley planteaba un desafío directo a la libertad religiosa de la Iglesia al amenazar con cargos de delito grave de tercer grado para quienes transportaran o albergaran a inmigrantes, una amplia red que a los líderes católicos y otros líderes cristianos les preocupaba que hubiera atrapado no sólo los ministerios establecidos de la Iglesia y los servicios caritativos a los inmigrantes, sino también sus ministerios pastorales y sacramentales ordinarios.

“Hasta cierto punto, los elementos más duros de la SB 1716/HB 1617 fueron eliminados antes de su aprobación”, dijo el arzobispo Wenski. “Por ejemplo, se eliminó la penalización de que alguien lleve a un inmigrante ‘ilegal’ a casa desde la escuela o la iglesia”.

Sin embargo, se ampliaron los requisitos de verificación del empleo. En general, la nueva ley ha fomentado el miedo entre muchas poblaciones de inmigrantes.

“Varios párrocos me han hablado de feligreses que se han trasladado fuera del estado por el miedo generado por esta legislación”, dijo el arzobispo. “Nuestros servicios legales están haciendo presentaciones de ‘conoce tus derechos’ en varias de nuestras parroquias”.

En el año fiscal 2023, la Patrulla Fronteriza estadounidense se encontró con 2 millones de personas que intentaban cruzar ilegalmente a Estados Unidos, una cifra ligeramente inferior a los 2,2 millones del año anterior.

El Paso, Texas, es habitualmente el más transitado de los nueve sectores de la Patrulla Fronteriza estadounidense. El gobierno de la ciudad informa de que los inmigrantes llegan principalmente de Venezuela, Ecuador, El Salvador, Haití, Nicaragua y Cuba. En algunos meses, la media diaria de llegadas supera los 1.000; casi el 70% son venezolanos.

Mientras que el sínodo ha hecho hincapié en el papel vital del obispo como pastor en el acompañamiento de los migrantes, el obispo Mark J. Seitz, quien ha dirigido la Diócesis de El Paso desde 2013, señaló el rechazo.

“Hemos escuchado de muchos sectores que los obispos y la Iglesia no deberían involucrarse en cuestiones de migración o en el cuidado de los migrantes”, dijo el obispo Seitz. “Estoy acostumbrado a estas quejas. Se han hecho quejas similares con respecto a nuestra participación en el esfuerzo por proteger la vida de los no nacidos”.

“El estribillo es siempre el mismo: debemos permanecer en nuestras iglesias, rezar, bendecir y bautizar, pero no debemos involucrarnos en lo que califican de política. Me parece que Jesús se enfrentó a las mismas quejas”, dijo el obispo Seitz. “Fue crucificado por la complicidad tanto de las autoridades seculares como de las religiosas, porque sus enseñanzas y acciones amenazaban a ambas”.

El acompañamiento de los migrantes por parte del obispo Seitz trasciende la política partidista secular; ha discrepado con las políticas de las administraciones tanto republicanas como demócratas.

En enero de 2023, el obispo Seitz se reunió con el presidente Joe Biden durante su visita a la frontera entre Estados Unidos y México. Apenas dos días antes, el obispo — en su calidad de presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU. — había instado a la administración a “invertir su curso actual” con respecto a las políticas de inmigración.

La visita del presidente, sin embargo, fue breve.

“Me habría encantado tener la oportunidad de recordarle que la migración no es fundamentalmente un tema fronterizo”, dijo el obispo Seitz. “La doctrina católica reconoce claramente el derecho de un país a mantener sus fronteras, en consonancia con el bien común, y la frontera es el lugar donde los síntomas de un sistema roto pueden verse más claramente. Pero la ruptura de la situación no puede resolverse en la frontera. Todo lo que podemos hacer allí es tratar los síntomas”.

El 5 de octubre, el gobierno de Biden dio marcha atrás en su política sobre el muro fronterizo entre EE.UU. y México, acelerando su construcción y anulando una promesa de la campaña de 2020 de no construir “ni un metro más” del muro fronterizo ampliado por su predecesor, el presidente Donald Trump.

Aunque la construcción de un muro “puede hacer que algunas personas se sientan mejor”, el obispo Seitz destacó tanto su gasto como sus consecuencias medioambientales. Además, señaló que “hace poco por resolver los problemas” en comparación con otras soluciones propuestas, como la mejora de los puertos de entrada y la ampliación de la capacidad de procesamiento.

Mientras tanto, el flujo de migrantes y refugiados continúa.

“Aunque cuando aumentan las cifras surgen retos, El Paso siempre ha estado a la altura de los desafíos”, afirmó el obispo Seitz. “Somos un lugar de acogida. Es la forma en que vivimos nuestra fe”.

Las palabras del obispo Seitz encuentran eco en las del obispo Edgar M. da Cunha, cuya Diócesis de Fall River, Massachusetts, también experimenta la realidad de la inmigración.

En septiembre de 2022, 48 inmigrantes procedentes de Venezuela llegaron inesperadamente a Martha’s Vineyard, situada en la diócesis del obispo da Cunha. La oficina del gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis (quien es católico), había organizado su traslado desde San Antonio — con una escala en Florida — en dos aviones fletados.

Caridades Católicas de la Diócesis de Fall River se movilizó para asistir a sus huéspedes no anunciados, respondiendo con hospitalidad evangélica en obediencia a las palabras de Jesucristo en Mateo 25:35: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis.”

“Estoy convencido de que estas personas preferirían quedarse en sus países si tuvieran un modo de vivir, de alimentar a su familia, de tener un trabajo, un techo y comida en la mesa”, dijo el obispo da Cunha. “Imagínense salir de Venezuela y caminar, o utilizar quién sabe qué medio de transporte, a través de América Central hasta Estados Unidos. Es un viaje increíblemente largo y peligroso. Y algunas personas se van en el sentido de que ‘no sé si llegaré allí, o si sobreviviré’”.

El obispo da Cunha está convencido de que la situación no mejorará sin una cooperación gubernamental combinada. Subrayó el punto que el Papa Francisco también hizo en el servicio de oración vespertino frente a la estatua de “Angels unawares”: la necesidad de “una orientación común y corresponsable”.

“Nadie puede resolverlo de forma individual o aislada”, dijo. “Tiene que ser un esfuerzo común; un esfuerzo conjunto de los gobiernos. Pero mientras tanto, hay que reconocer la dignidad humana en su difícil situación, y ser sensibles a ello”.

Kimberley Heatherington escribe para OSV News desde Virginia. Peter Jesserer Smith, editor nacional de noticias y reportajes de OSV News, ha contribuido a este informe.

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