El arte de restaurar la devoción con las manos

(OSV News) — Sus amigos y su familia la llaman ‘Phina’. Ella es una venezolana que nació en el estado Táchira en 1969 y desde hace más de una década vive en Queens, Nueva York. Desde hace más de 10 años, ella restaura imágenes sagradas, lo que hace con gran fe y dedicación.

Recientemente, Phina — cuyo nombre completo es Flophina Morris Modeste — restauró una imagen de un Sagrado Corazón de Jesús por encargo de monseñor Octavio Cisneros, obispo auxiliar emérito de Brooklyn. “¡De las imágenes que he restaurado, la mayor cantidad es del Sagrado Corazón de Jesús!”, reflexionó Phina.

Años atrás, Morris Modeste no se imaginaba que sus manos dedicarían horas a restaurar estos símbolos de devoción católica. En su natal Venezuela obtuvo una licenciatura en arte en la Universidad Católica Cecilio Acosta. También es graduada del programa de diseño gráfico del Instituto Antonio José de Sucre y de diseño de modas de la Universidad Monseñor de Talavera. Muchos fueron los logros alcanzados en su carrera profesional en su país, entre ellos como decana de tres programas de la Universidad Monseñor de Talavera y en la dirección de Cultura y Bellas Artes del Estado Táchira.

Morris Modeste llegó a los Estados Unidos hace 12 años cuando su hijo, promesa del básquetbol en su país, ganó una beca para estudiar. Desde entonces muchas cosas han pasado, entre las más importantes, conoció a quien es su esposo.

En los años recientes su vida como madre y esposa le había supuesto una rutina que ocupaba todo su tiempo hasta que un día el padre John Tino, párroco de la Iglesia San Benito José Labre, le brindó la oportunidad de vincularse nuevamente al mundo laboral.

Así fue que, en 2019, Morris Modeste comenzó a trabajar medio tiempo como asistente parroquial y con el tiempo tuvo la oportunidad de volver al arte gracias a la restauración, luego que el padre Félix Sánchez, párroco de la Iglesia San Pío V a donde asiste regularmente, le encargara restaurar una imagen del Sagrado Corazón.

Desde entonces por sus manos han pasado imágenes del Inmaculado Corazón de María, Santo Niño Jesús de Praga, San Antonio de Padua, Sagrado Corazón de Jesús y San Estanislao Obispo y Mártir, entre otros.

Frecuentemente feligreses y conocidos le encargan a Morris Modeste a restaurar aquellas imágenes religiosas que tienen en sus casas y que para ellos tiene un profundo valor sentimental.

Hace un año su salud la hizo pasar por momentos de angustia. “A raíz de tanto lijar, se afectaron las cuerdas vocales y llegó un momento en el que estaba muy afónica. Fui al médico y me dijo parece que tienes un nódulo y hay que operarte, hacerte una biopsia”, comentó Morris Modeste.

Afortunadamente, después de los procedimientos, el especialista determinó que ella no tenía un nódulo en su garganta, sino una inflamación y le recomendó reposo por seis meses e instalar purificadores de aire en diferentes espacios de su casa.

Morris Modeste retomó sus actividades en su taller hace algunos meses y poco a poco ha ido trabajando en algunas imágenes. Al momento de hacer esta entrevista, estaba terminando la restauración de una antigua imagen de San Estanislao Obispo y Mártir de la Iglesia de la Natividad de la Santísima Virgen María, ubicada en Ozone Park, Queens.

Entre las imágenes de mayor complejidad que ha restaurado, se encuentra el primer Sagrado Corazón de Jesús que recibió. “La imagen era muy grande, más de dos metros de alto entonces fue un reto”, dijo.

En cuanto le preguntaron si quería restaurarla, ella dijo que sí muy emocionada. Pero cuando estuvo frente a la imagen entendió la dimensión del trabajo que le esperaba y se angustió un poco de quizás no lograr restaurarla como ella quería.

“Estaba en una condición que de verdad creí que no podría hacerlo. Los ángeles no tenían dedos, la imagen no tenía una mano, por la parte de atrás no tenía madera y en otras partes tenía yeso”, recordó.

Morris Modeste recuerda especialmente esta imagen de más de 120 años de antigüedad. “Cuando lijaba el yeso se me abría un hueco y yo decía ‘pero bueno no voy a poder abrir más’, también encontrar los materiales fue difícil”, dijo. “Cuando lo entregué lloré porque yo decía ¡Dios mío lo hice!”.

“La gente lo ve y dice ¡ay qué bonito! Pero …no hay gente que piense en el trabajo que lleva. Duré casi un año trabajando en esa estatua”, expresó.

También recuerda una pequeña imagen del Divino Niño de Praga, dotada de muchos ornamentos y pequeños detalles que la hacían compleja de trabajar. “Le dije ‘padre mejor compre una nueva’. Aquello era lijar donde no te cabe ni siquiera el dedo meñique entonces yo envolvía la lija y la pegaba en cositas pequeñitas y hasta en palillos para poder lijar y dejar listo para poder pintar”, comentó Morris Modeste de esta estatua de unos 50 centímetros de alto a la que le faltaba una parte de la cabeza y tenía unos dedos fracturados.

Para Morris Modeste cada imagen en la que ella trabaja tiene un significado especial. Ella es perfeccionista pues cuida cada detalle. Cada vez que tiene que entregar una imagen terminada llora de emoción.

De todas las imágenes que ha restaurado, solo visita la imagen del Sagrado Corazón de Jesús que se encuentra en la Iglesia San Pío V en Queens, porque es donde asiste regularmente. “Muchas veces pido que esa imagen pueda trasmitir a la gente que va a orar frente a ella, esa paz que solo Cristo da”, aseguró Morris Modeste.

Y es que cada vez que ella ve a algún feligrés a los pies de una imagen religiosa restaurada por ella, ora “para que ese santo pueda interceder ante el Señor por todas y cada una de las intenciones de aquellos que contemplan esa imagen con devoción”.


Marietha Góngora escribe para OSV News desde Bogotá, Colombia.

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